HISTORIA


Ha pasado un año desde que el general Ruperto, un robot cruel y despiadado, venció a todas las tropas mágicas, excepto a los mejores. A ellos, a los diez, aún no ha podido vencerlos.

Cinco cabos, dos sargentos, dos generales y un comandante, son los sobrevivientes. Los diez mejores magos, cuya misión será encontrar el “Libro de las Profecías Eternas” y vencer con su magia al general Ruperto.

Lo que no saben todavía, es que tendrán que pasar por pruebas muy peligrosas para llegar a la montaña de Los Sentimientos. Allí, en alguna parte, los está esperando El Libro.

CAPÍTULO UNO: “RUPERTO FURIOSO”


Cuando Ruperto se entera que han sobrevivido diez magos se pone furioso y manda a capturarlos.

Los cabos de su ejército, encargados de rastrear a los diez, informan que éstos han huido del Refugio Mágico y Ruperto se enfurece mucho más.

Mientras tanto, los diez magos, usando las varitas de los hechiceros muertos, crean una ilusión y el general Ruperto cae en la trampa.

Y así, como salida de la misma nada, una ilusión de diez mil magos invade el territorio del general.

Ruperto, al ver que su ejército es triplicado en cantidad por el ejército de hechiceros, ordena la retirada. Pero, minutos antes de abandonar la guarida, se da cuenta del engaño y ciego de furia manda a colocar una bomba atómica que destruye completamente el Refugio Mágico.

Una vez lejos del lugar, el general Ruperto planea su venganza más terrible: ¡¡destruir todos los cuarteles del Mundo Mágico!! Ningún hechicero debía quedar con vida, entonces, lanzó a su ejército a librar una de las batallas más sangrientas que se pudieran recordar.

Nueve días bastaron para que no quede cuartel en pie ni hechicero con cabeza. Sólo los diez, que escaparon del primer ataque, seguían con vida y huyendo…

La sola idea de que los magos encontraran el Libro, enloquecía aún más a Ruperto. Porque el hechicero que se apoderara de El Libro de las Profecías Eternas tendría el poder suficiente para impedir que él sea el Rey del Universo.

Nadie le arrebataría su imperio ni acabaría con su vida. ¡¡Nadie!! Y de su garganta salió una especie de alarido que se escuchó a kilómetros y kilómetros a la redonda: ¡¡¡LOS HECHICEROS MORIRÁN!!!

CAPÍTULO DOS: SÓLO QUEDAN 9


El viaje era agotador y sabían que sólo sobrevivirían los más astutos. Llevaban meses huyendo y todavía no habían pasado la primera etapa.

Los hechiceros debían llegar al medio del Desierto Yapitu para enfrentar a Tariana, una luchadora de Ruperto. Ella tiene el poder de hipnotizar a todo aquel que la mira a los ojos, entonces, les roba la voluntad y los convierte en esclavos.

Llegan al Desierto Yapitu y luchan con Tariana. Ella es hermosa y un cabo hechicero no puede evitar mirarla y queda hipnotizado. Los otros nueve magos intentan deshipnotizarlo y no lo consiguen. El hechizo sólo perderá su efecto si vencen a Tariana.

Tariana ordena al cabo que mate a sus compañeros y este obedece como un zombie.

Los hechiceros utilizan el conjuro: “CONGELATUS MONTINUS” y por treinta minutos consiguen congelar al cabo, si en ese tiempo no logran vencer a Tariana, el cabo permanecerá congelado hasta vencer al General Ruperto.

Luchan y finalmente Tariana cae mortalmente herida.

Intentan descongelar al cabo con el conjuro: “TRONQUETE – PUÑETE”, pero habían pasado los treinta minutos y fracasan. Deciden entonces ocultarlo en el interior de una cueva, para rescatarlo ni bien caiga Ruperto.

Así, los nueve hechiceros emprenden una larga y silenciosa marcha hacia la Montaña de los Sentimientos. La noche los sorprende a mitad de camino y, como estaban verdaderamente agotados, acuerdan detenerse hasta el amanecer. Encendieron el fuego, armaron una precaria tienda y se acostaron a dormir. Los esperaba un día muy complicado.

CAPÍTULO TRES: LA SELVA DEL TERROR


A la mañana siguiente, los magos siguen viaje y no se detienen hasta llegar a La Selva Espatanlav, o mejor conocida como LA SELVA DEL TERROR.

Con mucha cautela se aventuran dentro de ella, mirando para un lado y otro, tratando de descubrir por dónde aparecería otro luchador de Ruperto.

De repente se hizo de noche. Eso sí que nadie lo esperaba, ni siquiera habían llegado a imaginarlo. Tan oscura quedó la selva, que ya nadie podía verse.

De pronto, cientos de búhos comenzaron a emitir chillidos horrendos. Una tormenta eléctrica se desató sobre ellos, con tremendos truenos y rayos explotando entre las copas de los árboles. Era algo tan feo que, por un momento, los nueve quedaron paralizados sin poder creer lo que veían.

Pero eso no fue lo peor. Un enorme monstruo, de tamaño sin igual, apareció como salido de un rayo. Era Mormónico, el cazador más asesino de Ruperto, cuyo poder, además del tamaño y fuerza desmedida, era que podía repararse a sí mismo cuantas veces quisiera.

Los hechiceros, que sí o sí, debían enfrentarlo, no podían perder a ningún hombre más, así que se agruparon para atacarlo sorpresivamente.

Mormónico tenía una sola debilidad “su vanidad”, que también era sin igual. Él prometió, por Las Leyes Monárquicas”, vencer a los magos sin usar sus poderes de reparación, pues los considera muy poca cosa… y los ataca.

El cazador luchó hasta quedar casi muerto. Tendido en el suelo sin poder moverse, les hace creer a los nueve magos que de verdad había muerto y al menor de los descuidos rompió la promesa usando sus poderes de reparación y así fue como destruyó a dos cabos más, mejor dicho, los tele transportó a la guarida del General Ruperto.

Los siete magos que quedaron, de tan enojados, hicieron un poderoso hechizo y vencieron al mentiroso Mormónico.

CAPÍTULO CUATRO: A VOLAR…


Dos meses habían pasado desde que salieron de la Selva del Terror y estaban exhaustos. El Comandante, casi sin fuerzas, intenta preparar un hechizo que les permitiera volar y… ¡¡funcionó!!

Nada sabían del General Ruperto y ningún monstruo, luchador o cazador, había aparecido durante el trayecto. Así fue, que sin mayores dificultades, volaron hacia la Montaña de los Sentimientos.

Al llegar, lo primero que ven es a dos de los peores monstruos de Ruperto custodiando la montaña. Son: Tortonio y Momoniazotón.

Aterrizan y se enfrentan en una lucha feroz. Dos hechiceros caen y desaparecen. Los monstruos, que a simple vista se notaba que iban ganando, son derrotados por su propia torpeza y se destruyen entre ellos.

Sólo queda encontrar El Libro en la inmensa montaña. Los cinco magos comienzan a escalar y al llegar a la cima, ven al Guardián del Libro que los estaba esperando.

Jomontor, no era como los demás monstruos, si bien se les parecía bastante, él obedecía a Las Fuerzas del Bien. Simplemente debía entregar El Libro al hechicero que respondiera correctamente el acertijo.

Y así, en un idioma incomprensible, preguntó a los visitantes: ¿Qué Libro Es Eterno? El comandante de los hechiceros se adelanta y en esa misma extraña lengua, responde: “EL LIBRO DE LAS PROFECÍAS ETERNAS”.Jomontor se lo entrega y desparece haciendo mucho ruido.

Los magos, con El Libro de las Profecías en su poder, rápidamente se ponen a buscar página por página, el hechizo que hará volver a todos los hechiceros asesinados y una vez reunidos, juntos, vencerían a Ruperto.

Le tocó nuevamente al Comandante realizar el hechizo y con un “TU – MALALLA – LA – LAJU – KI”, pronunciado tres veces, se iluminó la montaña hasta dejarlos casi ciegos. Eran setecientas esferas de luz, con setecientos magos adentro, que comenzaban a decender hasta donde estaban ellos.

¡¡Ya tenían un ejército!! Ahora… ¡¡¡A VENCER!!!

CAPÍTULO CINCO: CHAU RUPERTO



El ejército de hechiceros estaba a mitad de camino cuando empezaron a llegar los otros magos del Mundo Mágico.

Pasó un día entero y seguían volando. Más y más hechiceros se sumaban a sus filas.

Al llegar, encontraron al General Ruperto preparado para la lucha final. Ya nadie podía dar marcha atrás.

“CHAN - JAU – PAN – DUAN” y empezó la batalla…

Y el mal estaba ganando porque para hacer el hechizo que destruiría a Ruperto se necesitaban a los diez mejores y faltaba uno de ellos.

“DESTRUCTO- LOMAN – NAN” dijeron los nueve magos, nueve veces consecutivas y logran destruir al ejército enemigo que se derritió frente a sus ojos, excepto Ruperto, que huyó cobardemente.

“DESTRUCTO – LOMAN –NAN”, dice una voz por lo lejos. Todos se vuelven a mirar y era el hechicero que faltaba, el cabo que había permanecido oculto y congelado en la cueva.

“DESTRUCTO – LOMAN –MAN”, dicen los diez mejores y un hechizo es lanzado con la fuerza de un misil en busca de Ruperto.

Y el General Ruperto, sin más testigos que su miserable sombra, explota desintegrándose por los aires, en algún lugar de quién sabe dónde.

Desde ese momento, la paz volvió después de casi dos años a las Colonias Mágicas.


FIN


2010 Copyright Hecho por Marcos Mendiondo

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